PAULA LÓPEZ RODRÍGUEZ
Psicóloga sanitaria y docente en NB Psicología
Psicóloga sanitaria colegiada M-26881

Si estás ejerciendo como Psicoterapeuta, te propongo un ejercicio:

Estoy segura de que alrededor de tus 17 años, tenías motivos claros para elegir la PSICOLOGÍA como el camino profesional a seguir: ¿Vocación? ¿Curiosidad? ¿Tradición familiar?…  

Ahora bien, desde que empezaste a trabajar y has acumulado experiencia en terapia, ¿has vuelto a plantearte qué te llevo a esa decisión? Quiero decir, ¿Qué más pudo llevarte a esa decisión?

Como ya decía James D. Guy, en el mejor de los casos, la elección de una profesión es el resultado de la interacción de características personales, rasgos adecuados o atractivos de la profesión en sí, aspectos vocacionales y acontecimientos casuales.

De todos es sabido que debajo de nuestras decisiones conscientes pueden existir otros motivos que influyen, no siempre conocidos explícitamente por nosotros. Por supuesto, los psicólogos no somos los únicos a quienes nos ocurre esto. Lo hago extensible a cada persona y a cada decisión que tomamos.  Por otro lado, no pretendo decir que esto es algo que “deberíamos haber sabido”, en cambio sí es algo que interesa conocer, aceptar y atender para que no interfiera negativamente.

A continuación enumero varios factores que pueden llevar a la elección de querer ser psicólogo o psicóloga:

  • Curiosidad natural acerca de preguntas existenciales: “¿qué le llevará al ser humano…?”
  • Interés inherente por los demás, por las relaciones sociales. 
  • Estimulación intelectual: cada terapia, cada sesión, es un desafío tanto para el paciente como para el psicoterapeuta. Es por ello que el aprendizaje nunca cesa y nos lleva a formarnos más.
  • Satisfacción personal: hacer terapia desarrolla la sensibilidad, la autorreflexión y el bienestar propio de participar en relaciones profundas.
  • Realización: quizá el principal motivo consciente de esta decisión es el deseo de ayudar y promover una mejor calidad de vida a otros. Realiza enormemente sentir que se ha formado parte del crecimiento personal de quien tenemos delante.
  • Reconocerse capaz y hábil empatizando con los demás, reflexionando, escuchando y tolerando sin prejuicios lo que el otro comparte…

¿Te ves identificado o identificada con estos motivos? ¿Crees que han podido influir otros? No es extraño que la psicología cubra más funciones, además de las ya nombradas. ¿Para qué más puede haberte sido útil decidir ser psicoterapeuta? Te adelanto a continuación algunas posibilidades:

Decidir ser psicólogo puede ser la salida que nos ayude a superar dificultades personales, a saber ayudar mejor a nuestras familias o a entender que pasa en ellas, a exponernos a una vida llena de relaciones interpersonales, a vernos influyentes e importantes para el otro, a ser reconocidos y valorados por la sociedad… 

Todos estos motivos empezamos a verlos con más facilidad en el momento en que sumamos experiencia. Es muy revelador poderlos descubrir y tratarlos más en profundidad, lo que ayudaría a nuestro propio autocuidado. Pero además, es nuestra responsabilidad encargarnos de ello, ya que en la relación terapéutica se proyectan todas estas cuestiones e interfieren. 

Te animo a que puedas bucear en tus razones, también si ejerces fuera del ámbito sanitario. Y te doy la enhorabuena si es un proceso que ya has comenzado a realizar.

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